La microcirugía laríngea se realiza en un paciente mientras está bajo anestesia general (paciente completamente dormido) con un tubo de respiración muy pequeño insertado por el laringólogo que realiza la cirugía o un anestesiólogo. Su cirujano colocará un laringoscopio de metal para mantener su boca abierta y poder operar su laringe con precisión. Luego, se llevará un microscopio al campo quirúrgico y se utilizará para permitir un aumento sorprendente del área de interés y para que el laringólogo pueda completar con éxito su procedimiento quirúrgico.

Esta cirugía suele ser un procedimiento ambulatorio sin que los pacientes tengan que permanecer en el hospital. Sin embargo, esto depende de su estado general de salud y del tipo de procedimiento al que se someta. Según el tipo de procedimiento microquirúrgico laríngeo al que se someta, es posible que deba descansar la voz (sin hablar/cantar) durante un período de tiempo determinado por su laringólogo. Puede reanudar su dieta normal después del procedimiento a menos que su laringólogo le indique lo contrario. 

El dolor es mínimo después de la cirugía y generalmente se puede controlar con paracetamol o ibuprofeno. En raras ocasiones, se puede recetar un analgésico narcótico si la cirugía es extensa o prolongada.